jueves, 9 de diciembre de 2010

Almuerzo con Dirk Shons y algunas inquietudes sobre el caso de Tabaco

A propósito de la reunión que sostuvimos el martes pasado con Dirk Shons, Compliance Officer de la empresa alemana EVONIK, cliente de Cerrejón, sentimos la obligación de abordar en público un tema que sólo habíamos tratado de manera íntima y fundamentalmente de forma prudente. La circunstancia se hizo apropiada e inevitable para manejar una explicación, que desde luego habrá que examinarse con más profundidad y extensión en otra entrada de este blog, pues ya no espera más aplazar el desentierro de este interesante y crucial asunto. Bueno, lo concreto ahora es informar someramente que el señor Dirk Shons inquirió a los asistentes responder por una seria inquietud planteada por uno de los presentes, el señor Rogelio Ustate Arregocés, miembro de la comunidad de Tabaco, respecto a la cifra indemnizatoria obtenida en la negociación de diciembre de 2008, considerada en la mayoría de los casos como distante de la representatividad objetiva respecto a los daños, materiales y morales, recibidos por todo lo ocurrido. Pedí la palabra y aproveché para explicar la circunstancia del Acuerdo, sus antecedentes lejanos e inmediatos, el volumen de documentos transaccionales firmados en forma individual por más del noventa por ciento de los miembros de la comunidad desintegrada, revocándome el poder, inclusive. Expliqué la naturaleza transicional y compleja del Acuerdo, advirtiendo que en los desarrollos y discusión de los temas siempre predominó aquella frase que más o menos decía: “Este Acuerdo es sólo el comienzo….”. En fin, que presidió el talante de las conversaciones la convicción y el criterio, cosa que aún no ha variado, de que el Acuerdo no era una convergencia de punto final sino el puerto de partida hacia novedosos experimentos conciliatorios y compensatorios. Resalté aquella consideración nuestra de que el simple hecho, y no tan simple hecho, de que Cerrejón aportara y acompañara efectivamente a la reconstrucción física y social del tejido de la comunidad de Tabaco constituía un tremendo logro material y moral para cada uno de los habitantes. Ponderé algo que siempre he calificado como una de nuestras positivas conquistas logradas en el Acuerdo como fue haber convencido a la empresa Cerrejón de participar conjuntamente con la Alcaldía de Hatonuevo y nosotros en el proceso de gestión y acompañamiento ante entidades oficiales y de cooperación, siempre que ello sea necesario y útil. El punto ha sido reiterado en Boston y Londres por representantes de la compañía ante nuestros aliados internacionales y en el ámbito interno igualmente. Este asunto tiene asidero y explicación en la evidente fragilidad y pobreza institucional de nuestras entidades territoriales locales, también en la influencia que ejerce la multinacional en las esferas centrales del poder público. Lo que prometí empezar a desenterrar y no lo he dicho es lo siguiente: adicionalmente informé que la comunidad de Tabaco fue víctima de una maniobra orquestada o permitida y auspiciada por personas u organizaciones, validas de su ropaje de aliadas de la causa de Tabaco, lo que hemos llamado aliados incómodos, que impidió reclamar ante la justicia contenciosa administrativa la indemnización que le correspondía al Estado colombiano asumir en su calidad de gran responsable de todo lo ocurrido, porque nada de lo que pasó en Tabaco hubiese pasado sin la complacencia eficaz de las autoridades. De manera que, como decía el anterior gobernante, esa es la platica que está haciendo falta para compensar un poco el daño infligido a la comunidad. Después explicaré cómo con el afán de apoderarse del caso para explotarlo internacionalmente esas personas u ONGs pretendieron tomarse a la fuerza el timón de las reclamaciones, engañando a los líderes, causando tanto o más perjuicios que los que planearon y ejecutaron la destrucción violenta de Tabaco, pues apalearon la esperanza y la destrozaron. Tuvimos que revivir el cadáver. Después entraré en más detalles sobre este punto, por ahora me interesaba explicar cómo fue que el Señor Dirk Sohns entendió mejor el parámetro de las cifras indemnizatorias.

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