lunes, 8 de noviembre de 2010

Explicación relacionada con el comienzo de la Solución al caso de Tabaco. (Documento básico para la evaluación nacional e internacional)

Comienza Solución al Caso de Tabaco
explicación del acuerdo
Un poco de historia y Anexos sobre el Acuerdo que permitirá Reconstruir a Tabaco.


ARMANDO PÉREZ ARAUJO
2009-04-19]



CALIFICACIÓN DEL ACUERDO: (de origen no coactivo, racional, transicional y generador de compromisos individuales y colectivos).

CONTEXTUALIZACIÓN: El contexto dentro del cual se decidió la realización y firma del Acuerdo entre la Junta Social Pro Reubicación de Tabaco, actuando esta última en representación de una cantidad mayoritaria de la comunidad afectada del mencionado corregimiento, por una parte, y la empresa Carbones del Cerrejón Limited, por la otra, está precedido de diferentes circunstancias que ambientaron y determinaron de una u otra forma, diríamos que en cantidad suficiente, el curso de la negociación dialogada que finalmente caracterizó la posterior toma de decisiones y firma de los documentos respectivos:
En primer lugar, debemos afirmar que el logro del Acuerdo mencionado estuvo inmediatamente antecedido de ciertas recomendaciones generales, catalogadas por nosotros como bien intencionadas, sugeridas con claridad en el Informe de febrero de 2008 suscrito por el doctor John Harker y demás integrantes del denominado Panel Independiente o Comité Independiente de Revisión de los Programas Sociales, en lo relacionado con el conocido caso de Tabaco, calificado éste desde entonces como el más grave conflicto de todos los hallados y examinados en esa oportunidad por los expertos e investigadores de la materia. Resaltemos y advirtamos que fueron sólo algunas de tales recomendaciones y, principalmente, su mensaje implícito los que impulsaron la búsqueda del Acuerdo, pues no compartimos en forma íntegra la totalidad de ellas respecto al caso de Tabaco, ni algunas premisas o apreciaciones de su contenido. El Panel citado estuvo integrado por distinguidas figuras de reconocida trayectoria en la promoción y defensa de los derechos humanos y, al mismo tiempo, reputados como respetables académicos de destacada solvencia intelectual a nivel internacional, (John Harker, presidente y vice canciller de la Universidad Cape Breton de Canadá, Salomón Kalmonovitz, decano de Ciencias Económicas de la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Colombia, Nick Killick de Internacional Alert, de Inglaterra y Elena Serrano de la Fundación Casa de la Paz de Chile), lo mismo que las organizaciones o entidades a las cuales estaban vinculados o representaban. El diagnóstico y consultas preliminares a la comunidad afectada y a los diferentes líderes de la reclamación fueron realizados por experimentados técnicos sociales, pertenecientes a la experta ONG peruana Social Capital Group, apoyada con funcionarios y personal de campo especializado, peruanos y colombianos. Siempre habrá que advertir que la conformación del citado Panel Independiente estuvo unilateralmente decidida por la empresa Cerrejón y las socias de la mina (Anglo American, BHP-Billiton, Xtrata), obviamente, forjado como consecuencia del gran debate, a nivel nacional e internacional, que hemos planteado sobre los impactos negativos indiscutibles del proyecto carbonífero del Cerrejón, desde hace más de diez años, sobre todo el surgido a raíz de los hechos violentos que condujeron a la destrucción ilegal y violenta del corregimiento de Tabaco. La anterior disquisición sirve para resaltar la existencia de algún grado de presión en diferentes lugares de la geografía, bastante calificada y extendida, por cierto, orientada a la búsqueda de solución pronta y efectiva, independiente de que es justo, además, reconocer un buen grado de innegable vocación de arreglo por parte de los actuales directivos de las empresas socias y de Cerrejón con Teicher a la cabeza.
DESCONFIANZA: Es indudable que al interior de la empresa Cerrejón permanecían y aún permanecen viejas e influyentes fuerzas negativas que trataron y tratarán de hacer nugatorio cualquier esfuerzo válido para mitigar y remediar los fuertes impactos causados por los estragos de la filial de Exxon Mobil a la comunidad de Tabaco y a la sociedad en general, y por qué no decirlo, inclusive, a los estándares decentes de la minería internacional. Este ingrediente es justo valorarlo en su real proporción porque ello permitirá entender el alto grado de presión negativa a que ha sido sometida la decisión de la administración del doctor León Teicher de empezar y sacar adelante la solución de los graves problemas históricamente acumulados, y el tremendo reto a que estarán expuestos, él y su equipo de colaboradores, en la ardua tarea de vencer obstáculos e implementar los compromisos y ayudas restaurativas para la comunidad desplazada con proyectos sociales de gran impacto y sostenibilidad.
Otro elemento indispensable en el análisis y valoración del Acuerdo es la existencia de la sentencia de la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia, que desde el año 2002, un poco menos de un año después de la destrucción ilegal, ordenó, en cabeza del Municipio de Hato Nuevo, acciones tendientes a la reconstrucción del tejido social del pueblo, incluyendo la vivienda, y a garantizarle protección de otros derechos igualmente fundamentales de la frágil comunidad afectada. El incumplimiento de la mencionada sentencia ha constituido un hecho grave adicional que empeoró aún más la poca credibilidad de las autoridades, inclusive, la imagen de la propia empresa minera.
POR DÓNDE EMPEZAMOS: Sentarnos a buscar un Acuerdo con la compañía Cerrejón, por sí solo, constituía el reto de romper una larga tradición de mutuas agresiones. Significaba para nosotros, además, vencer la incredulidad en los oficiales de la compañía minera, generada por toda una cadena de anteriores frustraciones, como la decepción surgida a raíz del frenazo que la administración del señor Calderón Zuleta le impuso a las simples expectativas surgidas de las instrucciones impartidas desde lo alto de una asamblea de accionistas de Anglo American, luego de las preguntas formuladas por Richard Solly al presidente de esa multinacional en Londres. O, como aquella, más reciente aún, cuando regresamos de Europa, José Julio y yo, esperanzados en que se cumpliría lo prometido por Marc Gonsalves, el alto ejecutivo de Xtrata con quien estuvimos reunidos en Londres en presencia de Richard, en el sentido de que muy pronto las tres empresas socias de Cerrejón, como era natural que así fuera, dada la composición tripartita del poder accionario, articularían una orden conjunta para superar las trabas que eran evidentes y notoriamente entorpecedoras de políticas de responsabilidad social de la compañía con las comunidades afectadas, especialmente la desplazada de Tabaco. Gonsalves, consciente de las barreras humanas arraigadas en las entrañas de Cerrejón, nos pidió total hermetismo, al extremo que José Julio y yo aceptamos tener la boca cerrada sobre ese punto durante el tiempo que fuese necesario en aras de honrar la prudencia recomendada por el ejecutivo de Xtrata. En esa ocasión examinamos frente a frente con este directivo las profundas contradicciones históricas existentes entre comunidades y mineras en la explotación del carbón en el Cerrejón, especialmente la gravedad de los hechos y posteriores desarrollos relacionados con lo que se ha denominado como el ataque a Tabaco. Destaquemos que esa reunión estuvo caracterizada por absoluto respeto entre las partes y muy centrada en la necesidad de vencer las dificultades propias, provenientes de la aptitud indiscutiblemente hostil de quienes venían y están militando en la vieja doctrina de la norteamericana Intercor, (Exxon Mobil). La conclusión que surgió de bulto fue la de que era imposible que de manera espontánea brotara una solución sostenible, autónoma y definitiva desde adentro de Cerrejón Limited, dada la concentrada y explicable, pero jamás justificable, agresividad de quienes participaron en la preparación, diseño y ejecución de la errada estrategia de eliminación de Tabaco abruptamente, por una parte, y la cantidad de asuntos administrativos y judiciales despachados por los organismos estatales a favor de Intercor, Cerrejón Limited y entidades públicas comprometidas en los diferentes hechos investigados, que pretendían ayudar a sugerir la existencia de una cosa juzgada, no obstante haberse erigido con fuerza la noción de imprescriptibilidad de las acciones penales derivadas de la violación de los derechos humanos en materia gravísima. De nada sirvió nuestro esfuerzo por honrar aquel compromiso hecho en Londres de encontrar cualquier oportunidad de arreglo y concordia, porque inteligentemente y con astucia fue desbaratado por las fuerzas enemigas domiciliadas en los campamentos mineros de Albania y enquistadas aún en el interior de la empresa. Un día cualquiera un amigo me suministró el número del celular del doctor Andrés Soto, en ese entonces Vicepresidente de Asuntos Públicos de Cerrejón Limited, y digamos que por curiosidad y necesidad procedí a llamarlo, en el entendido de que él era una buena vía para aclararle a las jerarquías de la empresa, especialmente al presidente Teicher, de que nuestra vocación era la de no abandonar la búsqueda de una solución definitiva y justa para la comunidad de Tabaco y también de que era nuestro deseo mantenernos atentos a explorar cualquier posibilidad de conciliación, siempre y cuando se partiera de la base de que jamás renunciaríamos a la idea de Reconstruir a Tabaco, asunto para nosotros considerado inamovible, y a reconocerle a los miembros de la comunidad la correspondiente indemnización de perjuicios, independiente de la obligatoria aplicación de políticas de responsabilidad social coherentes y justas con la comunidad fracturada y desplazada, tanto por parte de la empresa como de las autoridades exigidas por la sentencia de la Corte Suprema de Justicia de mayo de 2002. Soto hizo bien la tarea de reanimar la probabilidad de sentarnos formalmente a encontrar el indispensable equilibrio. El primer paso que dio fue presentarme personalmente a Julián González, recién nombrado por León Teicher como gerente del Departamento de Responsabilidad Social, a quien señaló como el escogido por la empresa para arreglar el conflicto existente con la comunidad de Tabaco, entre otros asuntos difíciles. Luego seguía la necesidad de reunirnos, José Julio y yo con Teicher, que era tanto como ubicarnos nuevamente en el camino de las expectativas. Poco a poco Julián González fue tejiendo el escenario y avanzando en lo más complicado que era construir el piso de confianza necesario y despertar un indispensable grado de certeza, hasta que llegó el momento de reunirnos en Bogotá, Teicher y González, de un lado, y José Julio y yo, del otro. De parte nuestra, podemos decirlo ahora con la mayor claridad, sentimos que por primera vez la empresa deseaba comprometerse con la comunidad de Tabaco a encontrar una solución definitiva, justa y completa. Definitiva, porque con anterioridad la estrategia había sido despedazar la unidad del grupo, generando lo que generó, es decir, desasosiego en la comunidad y la magnificación del atropello. Justa, porque nadie podía esperar menos que una buena reparación integral que conllevara resarcir individual y colectivamente a los desplazados de Tabaco, incluyendo el tema de la Reconstrucción, insisto, el reto más importante y significativo. Y completa, que significaba que la oportunidad había que aprovecharla para no dejar nada ni a nadie por fuera de la cobertura del arreglo.
EL FACILITADOR: Una de las decisiones importantes que tuvimos que tomar fue la de aceptar la intervención de un FACILITADOR, figura rescatada de las recomendaciones del Panel, y de luego incluirnos en la tarea de participar en la selección del nombre de quien pudiese aceptar ese difícil rol, sin que ello representara desconfianza de la empresa o nuestra. Se nos ocurrió que lo primero que había que hacer era acudir al consejo de nuestros principales aliados, principalmente el indispensable toque de los internacionales, para obtener la ayuda adecuada y bien informada sobre esa materia considerada como esencial en la construcción de la imprescindible confianza mutua, habida cuenta de la alta probabilidad de tropiezos a que estaríamos expuestos los intervinientes, de lado y lado, por las evidentes contradicciones existentes entre los eventuales voceros de la compañía y quienes integrásemos la mesa de trabajo en defensa de los intereses de la comunidad de Tabaco. De esas consultas surgieron tres opiniones, que en forma resumida son las siguientes: Una, que la Facilitación la podría realizar perfectamente el Panel antes mencionado, considerado como colectivo informado y en cierta forma experto sobre el tema de Tabaco, otra, podría ser la de un miembro del mismo Panel, por idénticas razones, y la otra era la posibilidad de que nuestros aliados en Suiza ayudaran a seleccionar a un buen candidato a ejercer como Facilitador, contratado y pagado por el gobierno de ese país, y obviamente aceptado por la empresa minera. Las primeras dos opciones propuestas tenían la ventaja de que los postulados conocían perfectamente las contradicciones existentes sobre el caso de Tabaco, inclusive, que tenían la percepción clara de lo que ambas partes defendían y sentían respecto una eventual solución. Sin embargo, también pesaba sobre ellos la censura o sospecha que podría suscitar el hecho de haber sido contratados o vinculados, de una u otra manera, por la empresa Cerrejón Limited para efectos de la Revisión aludida. Y, algo más diciente aún, que era que el Informe del Panel no había sido absolutamente aceptado por nosotros en forma integral, pues, tuvimos algunos reparos muy respetuosos sobre ciertos puntos álgidos que claramente expresamos en su oportunidad, de manera puntual y pública. La tercera opción no era susceptible de ningún cuestionamiento distinto a la demora y traba que con seguridad podría engendrar la normal discusión del aparentemente simple hecho de convencer a la compañía sobre la conveniencia de someterse a la facilitación de alguien cuya nominación y escogencia proviniera de sectores que tradicionalmente han sido críticos de las políticas de responsabilidad social de las empresas mineras alrededor de las minas de carbón del Cerrejón, en La Guajira. A nosotros, es decir, a José Julio y al suscrito, también nos pareció muy riesgoso e inútil someternos a los debates de una confrontación nueva, que con seguridad representaba una instancia dilatoria adicional. Complementariamente, recibimos de Canadá y Estados Unidos buenas referencias del doctor John Harker, reputado académico, y, como ya se dijo, quien había actuado como presidente del Panel y, por esa elemental razón, conocedor profundo de la gravedad del tema. No obstante lo anterior, cuando llegó el momento de exponer nuestros puntos de vista ante el presidente de Cerrejón, León Teicher, expresamos con igual fuerza nuestro respaldo a las tres alternativas antes mencionadas. Claro, que entendimos que en el evento de que Harker o cualquier otro miembro del Panel, o el colectivo mismo, accedieran asumir la responsabilidad de realizar la FACILITACIÓN, ello les imponía la perentoria obligación de abandonar la defensa de las posiciones o criterios propios del Panel o suyas, respecto al caso de Tabaco, y consecuentemente abocar el rol y desempeño de la nueva obligación. Finalmente, y luego del examen de rigor, con el presidente Teicher y sus asesores en la materia, convenimos en la ventaja que ofrecía para la coyuntura la fórmula con Harker, y es en ese momento que la compañía se comprometió a contactarlo, conocer su disponibilidad para el encargo y sus puntos de vista sobre las demás circunstancias que el caso ameritaba. Para resumir, haber defendido finalmente la escogencia de Harker resultó ser un buen acierto, ya que su difícil desempeño no tuvo fallas, y se erigió él durante las largas conversaciones en una equitativa garantía para la discusión de las partes, evitando tropiezos, dilaciones y traumas susceptibles de enredar el delicado objetivo central de las conversaciones.
CRITERIOS: Resolvimos unánimemente los integrantes de la mesa, incluyendo el Facilitador, que era indispensable organizar la ruta de las conversaciones, para lo cual sería menester adoptar los criterios y parámetros más prácticos y éticos posibles. Los criterios utilizados por las partes para avanzar en el trámite de las conversaciones estuvieron siempre presididos por las reglas de la buena fe y la efectividad en el manejo de la agenda propuesta. 1- Ámbito: sobre este particular se concentró la mesa en la necesidad de abarcar la totalidad de personas afectadas de Tabaco. Para ello se clasificaron seis grupos, teniendo en cuenta las diferentes situaciones de orden fáctico: 2- sirvió que la mesa adoptara el criterio de que el Acuerdo que se perseguía era fundamentalmente transicional, es decir, el punto de partida hacia mejores niveles de reparación y justicia colectiva. En otras palabras, que el Acuerdo desencadenaría, además de la Reconstrucción de Tabaco, un atractivo polo de proyectos sostenibles para la comunidad, de origen gubernamental y privado.





PREACUERDO:
ACUERDO:
ANEXOS:
1- INFORME DEL PANEL:

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